viernes, 16 de noviembre de 2007

Te quiero con todo mi hígado (o el cerebro que viene)

Tras mucho tiempo sin actualizar, subo de momento esta vieja reflexión que escribí hace ya sobre algunas interpretaciones culturales. Me refiero a las que en el tiempo se han otorgado a vísceras, órganos u otras partes del cuerpo, cualidades especiales más allá de su propia función fisiológica. Por ejemplo, la sangre, sin duda, ha sido una de las estrellas a lo largo de la historia en ritos y evocaciones.
En nuestra cultura, el órgano elegido ha sido el corazón. En sí mismo, no deja de ser un órgano que aparece al abrir el tórax, con aspecto más bien asquerosillo y repulsivo. A pesar de ello, por abstracción, es antiguo centrar en él numerosas y amplias virtudes. Así, se llega a decir de una muy buena persona que es "de gran corazón", como si justicia y solidaridad tuvieran algo que ver con la capacidad ventricular.
Hoy, entre la gente, para dar marchamo de realidad a alguna afirmación o sentimiento se dice "te lo digo de corazón" o "me duele en el corazón". Si lo llevamos al campo de lo existencial, en él radicamos hasta la propia alma, y para referirnos a que "se lleva en el alma" o "nos duele en el alma", acompañamos las palabras llevándonos las manos al centro del pecho (que es de verdad donde está el corazón y no a la izquierda). Incluso el cristianismo lo concreta al exaltar "el Sagrado Corazón de Jesús".
Hasta el más sublime de los sentimientos, el amor, también lo ubicamos ahí. La imagen de nuestro Tenorio arrodillado y con sus manos en el pecho mientras se declara a su amada es ya clásica. Y los jóvenes, hoy como antaño, en cualquier pueblo, sentados junto al río, al atardecer; se siguen diciendo aquello de "te quiero con TODO mi corazón", sin reparar en que ese vaso especializado que se dedica a bombear sangre, no tiene nada que ver con el complejo proceso bioquímico que resulta ser el amor.
Pero en esa romántica y manida frase, además de en la abstracción, es en la palabra TODO donde radica parte de la gracia. La abstracción se precisa para eludir la realidad, que es esa amalgama de válvulas, músculo y trabéculas que uno se encuentra ahí, detrás del esternón; y lo del TODO, tiene su cosa, porque tampoco uno ve a nadie queriendo a otra persona sólo con su aurícula derecha o con la válvula mitral, no. Hay que querer siempre con TODO el corazón.
Y mientras, por otro lado, sigue siendo curiosa la cara que ponen los especialistas que adquieren revistas del corazón, sin que hasta la fecha hayan encontrado un solo artículo de Cardiología en ellas.
Y ya en éstas, uno piensa en otras culturas, y se pregunta ¿y siempre se sintió esta curiosa fijación con el corazón? La respuesta es NO. Se sabe que la cultura egipcia supo de la extraordinaria importancia del hígado, al tratarse de una víscera aún hoy inigualada por laboratorio alguno. Interviene directamente en el metabolismo de los tres principios inmediatos, sintetiza factores imprescindibles en la coagulación, controla posibles infecciones, elimina tóxicos internos y externos, regula la acción hormonal femenina en los varones, etc.
Ante tanta importancia sabida/intuida, el pueblo egipcio dio a esta víscera la importancia social que nosotros damos hoy al corazón. Y así, se llevaban las manos al hipocondrio derecho para decir a algún amigo "sinceramente, te lo digo de hígado". Claro, era de esperar que en los atardeceres del Nilo, a Nefertiti, le llovieran los tejos al susurro de "te quiero con todo mi hígado", siendo aquí igualmente importante la abstracción (por evidente) y el todo, ya que "te quiero con mi Cápsula de Glisson" o "con mi conducto hepático", queda ciertamente más frío y distante que la referencia a la víscera al completo.
Y así, cuando uno mira presente y pasado, no puede sentir sino pena por sus nietos y nietas, a los que se les augura un turbio porvenir y pocos roscos, cuando en los atardeceres manchegos, frente a un riachuelo seco, llevándose la mano a la cabeza (desconoceremos en qué medida por asombro y en qué medida por pasión) se digan aquello de "de verdad, te quiero con todo mi cerebro".
Y la música que oyes, nos llega de otra cultura: La India. Su nombre es “Chunari Chunari”, forma parte de la BSO de la película La Boda del Monzón, su autor es Michael Danna y es interpretada por ABHIJEET, ANURADHA SRIRAM & CHORUS. En la película se reproduce y subtitula de forma completa
Aaja na chhoole meri chunari sanam
Kuchh na mein boloon tujhe meri kasam
Chunari Chunari
Chunari Chunari

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, me parece estupendo esto de poder hacer comentarios sobre temas tan interesantes que normalmente están excluidos de las conversaciones (parece que para algunas personas estos temas son un rollo). Sobre este en concreto se me ocurre que por muy importante que sea el higado, lo que petardea, taquicardiea y se desboca como queriendo salir de la tabla del pecho es el corazón, como tambien es el corazón el que se para si te sorprende tu mujer con otra.
En fin, esto mai que nada es para probar si se incluye el comentario, aunque sea tan pavo.
taluego. Pp

Anónimo dijo...

Jaj. Muy bueno Pp. Como ves lo de contestar funciona bien, es abierto ¡y gratuito! (a ver si la gente se anima y comenta aquí en vez de luego cuando me ven por ahí o por mail, que siempre queda más en privado. Sí, cierto, el corazón se siente más, y sus alteraciones se perciben mejor que cuando se altera cualquier otra cosa..aunque bueno, ahí está piel... ¡que menudos sudores y escalofríos entran en según qué situaciones! Bien, por aqui seguiremos. Un abrazote para todo el mundo.

Anónimo dijo...

jajajaja, muy bueno, especialmente eso de "te quiero con mi capsula de Glisson" jajaja, en todo caso, seria hilarante escuchar a algun enamorado decir: "te quiero mi pedacito de miocardio, mis celulas de Purkinge, mi nodulo auriculoventricular" jajajaja

Anónimo dijo...

jajaj, sí que lo sería sí.
gracias por la visita. un abrazote, emecu3

Sam Nampumi dijo...

Elias que curioso, te cuento que en algunas comunidades indígenas de Costa Rica la traducción literal de lo que para los de habla hispana seria "te quiero" o "te quiero con mi corazón"; en su lengua indígena es "tu dueles en mi hígado". A ver si entiendes el enredo que hice.